Las caries dentales
Una caries dental es la zona dañada de forma permanente en la superficie de un diente. Estas zonas se convierten en pequeñas grietas o perforaciones.
Las caries se forman debido a varios factores, algunos de ellos son: bacterias en la boca, comer entre horas, tomar alimentos o bebidas con alto contenido en azúcar o una mala higiene dental.
Uno de los problemas de salud más frecuentes en el mundo son las caries dentales, ya que pueden aparecer en cualquier persona con dientes, incluso en los bebés.
Si no son tratadas, las caries pueden llegar a afectar a las capas más profundas de los dientes, causando dolores intensos, infecciones e incluso la pérdida del diente.
Para protegernos de las caries, la mejor medida se trata de las consultas regulares al dentista, acompañadas de buenos hábitos de limpieza dental.
Los empastes u obturaciones
Las obturaciones dentales, comúnmente conocidas como empastes, son una técnica dental utilizada para tratar las caries. Se realizan mediante la aplicación de una resina compuesta a la superficie de los dientes, que se endurece y se fija en su lugar. El objetivo de los empastes es restaurar los dientes dañados, para mejorar su apariencia y funcionamiento correcto.
Para realizar un empaste se siguen una serie de pasos:
- Aplicar anestesia local para adormecer el área cercana al diente.
- Eliminar la caries por completo.
- Limpiar la cavidad donde se encontraba la caries.
- Rellenar la cavidad con el material del empaste, moldeándolo para recuperar la forma original del diente.
- Pulir el empaste para que quede liso y sin impurezas.
Después de la realización de un empaste, es normal que aparezca dolor y sensibilidad durante unas horas o días. Por ello, es necesario seguir los consejos de tu dentista. Algunas de estas recomendaciones son evitar bebidas muy frías o muy calientes y evitar masticar alimentos especialmente duros.
Tipos de empastes
Los empastes dentales se clasifican en tres tipos principales: amalgama, resina compuesta y cerámica.
El empaste de amalgama es el más antiguo y se compone de una mezcla de plata, mercurio, cobre y estaño. Estos empastes son extremadamente resistentes y duran más que los otros dos tipos. Estos empastes tienen un aspecto grisáceo y son fáciles de colocar, pero debido a su mercurio, han caído en desuso.
Los empastes de resina compuesta, comúnmente conocidos como empastes blancos. Estos empastes se colocan capa por capa, lo que les permite moldearse alrededor de los dientes de forma natural. Estos empastes son los más estéticos y se pueden usar para rellenar pequeños huecos en los dientes.
Los empastes de cerámica se componen de una mezcla de vidrio y cerámica. Estos empastes son más fuertes y menos susceptibles a la decoloración que los empastes compuestos. Estos empastes también se usan para tratar desgastes en los dientes y para restaurar dientes rotos. Para realizar un empaste de este tipo se necesita la fabricación de una pieza a medida y, por lo tanto, se requieren varias citas y un coste más elevado.
Los empastes dentales son una excelente forma de restaurar los dientes dañados y mejorar su apariencia. El tipo de empaste apropiado depende de la gravedad del daño.
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